Feyre ha vuelto a la Corte Primavera decidida a
desvelar las artimañas de Tamlin y las razones del rey que amenaza Prythian.
Pero para hacerlo, tendrá que jugar al mortal juego del engaño… un solo paso en
falso podría condenarla, no solo a ella sino a todo su mundo. La guerra se
cierne sobre todos, y Feyre tendrá que elegir muy bien en quién confiar.
CRÍTICA
¡CUIDADO! Ésta es
la tercera parte de una saga y si sigues leyendo, puede contener spoilers de la
primera y segunda parte.
Feyre se encuentra
de nuevo en la Corte Pimavera, fingiendo que es la misma chica que vivió en ese
lugar enamorada de Tamlin.
En realidad, es alta lady de la Corte de Noche y, después
de los acontecimientos que sucedieron al final de “Una Corte de Niebla y Furia”
está decidida a encontrar venganza. Primero, tiene que averiguar qué trama
Tamlin y cómo vencer al gran villano: el rey de Hybern.
El final frenético de “Una corte de niebla y
furia” me dejó con muchísimas ganas de comenzar con la tercera parte y
averiguar cómo continuaba la historia, que dejaba muchos aspectos sin resolver.
Por eso, volver a ver a Feyre en la Corte Primavera se me hizo muy pesado y, al
igual que me sucedió con las dos primeras partes, me costó trabajo avanzar en
los primeros capítulos.
Una vez que la
novela consigue captarte, el ritmo se transforma y los acontecimientos suceden
uno detrás de otro, sin que en ningún momento frene la acción o caiga el ritmo.
A lo largo de esta
tercera parte, se producen algunos giros argumentales que aumentan la tensión y
las ganas de continuar con la lectura. De estos giros, algunos los esperaba y
otros no, pero todos son indispensables para mantener el suspense y la atención
del lector.
Con respecto a los
personajes, en primer lugar, me gustaría destacar lo mucho que me ha encantado
la evolución de las dos hermanas de Feyre. Su mayor participación en la
historia y los finales que tienen ambas me asombraron, siendo una muestra de
cómo un autor puede modificar el rumbo de un personaje del que pensabas de una
manera al empezar a leer.
Los personajes
secundarios que conocimos en “Una Corte de Niebla y Furia” me han terminado de
cautivar en esta entrega. Me gustó mucho ir descubriendo sus historias y los lazos
que tienen entre ellos. Una de las cosas que más me ha gustado de ellos, es que
a pesar de ser del bando correcto, también cometen errores y se dejan guiar por
sus intereses, a veces puramente egoístas. Esto los convierte en personajes muy
reales y cercanos.
Con respecto a la
pareja principal, Feyre y Rhysand, me gusta mucho la relación de iguales que
tienen en contraste con la relación que tenía Feyre con Tamlin. En este
sentido, Maas nos demuestra cuáles son los valores verdaderamente importantes y
que deben colocarse en los cimientos de una relación, descartando aquellos
valores dañinos que vuelven las relaciones entre las personas tóxicas y
venenosas.
Al comienzo del
libro, mientras se encontraba en la Corte Primavera, Feyre me estaba
decepcionando bastante, porque no la veía que estuviera moviéndose. Más
adelante, se demuestra que sí lo estaba haciendo, aunque me hubiera gustado que
participara más en el final del libro, en el que había momentos en que sentía
que Feyre era una mera espectadora de la guerra.
De Rhysand tengo
poco que decir, salvo que es un personaje muy bien construido, muy misterioso y
que sigue sorprendiendo. Únicamente no me gustó un aspecto del final del libro.
Si has leído el libro, sabrás a qué momento me refiero.
Considero que este
momento del personaje podría haberse llevado mucho mejor y haber buscado una solución
convincente y al nivel al que se encuentra Rhysand en cuanto a construcción y
protagonismo, en lugar de haber optado por el camino simple y fácil.
En definitiva, me
ha gustado mucho esta tercera parte y tengo muchas ganas de seguir leyendo
acerca de este mundo que tanto me ha cautivado desde la primera parte de la
saga.
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